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Definitivamente el sistema de evaluación de los conductores antes de que se les emita o renueve una licencia de conducir tiene que estar caminando muy mal, pues de otra forma no se explica el elevado número de accidentes que vemos en nuestras pistas, muchos de ellos con fallecidos de por medio, a lo que se suman algunas actitudes de los choferes, todo lo cual contribuye al caos que vemos todos los días en las ciudades y las carreteras.

Ayer, El Comercio publicó una denuncia sobre las deficiencias en las evaluaciones médicas, lo cual es escandaloso. También habría que ver el rigor en los exámenes sicológicos, de reglas de tránsito y, sobre todo, de manejo. Si todo esto funcionase no veríamos, por ejemplo, a camiones estrellándose contra puentes o a conductores agarrándose a golpes en la vía pública.

No se puede seguir otorgando licencia de conducir a choferes que terminan usando los vehículos que conducen como armas para acabar con la vida de gente inocente. No olvidemos que cada cierto tiempo vemos terribles accidentes, como el sucedido en enero de este año en Pasamayo, en que 52 personas perdieron la vida a causa del error del chofer de un tráiler.

Si a esto sumamos otro grave problema, que consiste en no sacar de circulación a los choferes que acumulan determinado número de faltas al reglamento, tenemos un cóctel explosivo que ha llevado a que nuestras pistas sean sumamente inseguras y caóticas.

Hace poco se ha aprobado la creación de la Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao, que ojalá sirva para acabar con los problemas en la capital, pero habría que ver también lo que ocurre en las provincias.