Tremendo latigazo el que acaba de dar China a Corea del Norte al decidir cerrar las empresas norcoreanas que operan dentro del gigante asiático. Los chinos no entran en rodeos y está claro que no van a permitir que el bravucón Kim Jong-un altere la normalidad del equilibrio de fuerzas en esa parte de la región asiática; pero sobre todo no le darán tregua si acaso constituye una amenaza para el liderazgo económico planetario al que tanto aspira Beijing desde los tiempos de Deng Xiaoping, cuando China -en contraste con la política comunista de Mao Tse-tung- optó por la economía de mercado con un innegable éxito que ha colocado a este país en el segundo lugar en el mundo, después de EE.UU. Las empresas chinas que operan en alianza con las de Pyongyang también sufrirán una merma con las medidas del gobierno central de Xi Jinping, que está decidido a no perder el derrotero de ir hacia adelante de modo imperturbable. A estas alturas del partido, el nerviosismo de Kim Jong-un no resulta controlable y es probable que el líder norcoreano haya sido mermado más por esta decisión, sin poses ni alharacas, de los chinos que por la retórica de Donald Trump. En efecto, tan letal resultará para Corea del Norte que China deje de comprarle carbón como una medida militar que pudiera emprender Washington en las próximas horas. Kim, que sigue jugando con fuego, empieza a sentir las consecuencias de su arrebato. No es que China los deje en orfandad -pues tampoco pretenderá darle carta abierta a EE.UU. para allanar su poder en toda la península de Corea-, pero está claro que no tienen vocación para inmolarse por una nación periférica. China cuidará -y mucho- su estrecha relación comercial con EE.UU.; de modo que la invitación que le hiciera Donald Trump a Xi Jinping para cenar en su residencia de Miami no fue gratuita. La conducta de China es lógicamente comprensible porque no la hipoteca, más allá de que Pyongyang haya sido su aliado estratégico durante toda la Guerra Fría para que lo siga siendo en esta etapa en que quiere lograr hegemonía mundial.

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