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No estamos a la altura de esta selección. Cualquiera sea su resultado en la justa mundialista que empieza mañana, la verdad es que el país está muy lejos de mostrar los atributos que caracterizaron la gestión que lidera Ricardo Gareca. 1) Organización. En la FPF, calculan hasta el último detalle, pero en algunos estamentos del país no pueden haber más falencias. La Fiscalía es un caso emblemático. Primero defiende la decisión de Karina Toledo Wong con la terramoza violada y luego Pablo Sánchez anuncia sanción ejemplificadora. Una vergüenza. 2) Táctica. La Blanquirroja viene jugando a lo mismo desde el inicio del proceso, pero en el Vraem la estrategia no es la prioridad. Dos atentados en 4 días, 4 muertos, 6 heridos y familias destrozadas no son datos circunstanciales; son la demostración de que el buen trabajo desarrollado en la gestión de Humala se ha abandonado por la improvisación y el desconcierto. 3) Solidaridad. El de Gareca es un equipo con un alto nivel de fraternidad, uno en el cual el compañero está siempre atento a corregir el error del otro, a correr para enmendar, a ayudar en función del colectivo. Aquí los poderes están divididos. Se enfrentan el TC con el PJ, el Ejecutivo con el Congreso, el Congreso con el TC, la Fiscalía con el PJ; y todos miran sus propios intereses, el ánimo absoluto de aglutinar poder. 4) Objetivos. La llegada a Rusia era el objetivo y se cumplió, pero hace rato que tenemos la brújula política averiada aquí. Un país con mejores índices de desarrollo humano, al menos con una adecuada atención en salud, no tan maltratado por la prueba PISA y que se pueda caminar por la calle sin temor deberían ser los objetivos de una nación que se precie de serlo. Estamos lejos de ello y muy cerca de parecernos a las selecciones que se quedaron 36 años sin Mundial.