Hace una semana, el huracán Irma devastó áreas del estado de Florida en Estados Unidos de América. Irma, de categoría 5, con vientos de hasta 295 km/h, destruyó a su paso varias islas del Caribe, las cuales dejó en un caos absoluto. Luego pasó por Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, llegando a Miami, donde se realizó la evacuación más importante de la historia, ya que casi 6 millones de personas evacuaron hacia las zonas más altas de Florida. Irma acabó con un saldo de 12 muertos en eventos relacionados al huracán en EE.UU. y pérdidas materiales inconmensurables.
Cuatro días después del paso de Irma, tuve que estar en Florida. Esperaba encontrar una situación muy difícil para trasladarme y tener acceso a servicios básicos, pero si bien había zonas que aún no tenían luz, ya el servicio eléctrico se encuentra restablecido en la mayor parte de la zona. Las escuelas y universidades empezarán a trabajar hoy y el gobernador Rick Scott, que declaró la emergencia para el estado, ha señalado que los residentes ya pueden volver a sus casas y reanudar su vida cotidiana.
Lo impresionante es ver cómo actúa el Estado frente a estas catástrofes, y si bien no podemos comparar el Perú con Estados Unidos, sí podemos aprender algunas lecciones. Por ejemplo, los ciudadanos fueron todos alertados a tiempo y hubo centros donde las personas podían refugiarse durante el huracán. Allí eran provistos de comida, medicinas y tenían dónde dormir. Lo más importante, sin embargo, es el empoderamiento de las autoridades, las que incluso decretaron toque de queda y metieron presos a todos los que no obedecían.
El Perú acaba de pasar por El Niño costero; recientes temblores alarmaron a la población. Los simulacros son importantes pero no suficientes: después de evacuar los edificios, ¿sabemos qué hacer?