Israel, con la presencia de su flamante ministro de asuntos Exteriores, Yair Lapid, y artífice de la coalición que gobierna el país, acaba de inaugurar su embajada en Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, constituyendo la primera misión diplomática judía en un Estado del Golfo Pérsico, una realidad impensada hasta poco tiempo. Israel sabe que los árabes, como ellos, habitan las tierras del Medio Oriente desde siempre y por tanto, tienen que coexistir o mejor todavía, aprender a coexistir con la armonía que exige la sociedad del siglo XXI.

Las guerras y los conflictos de todo calibre marcaron a la región y creo que judíos y árabes están progresivamente comprendiendo que mutuamente es lo mejor que tienen por delante. Es verdad que la inauguración de la embajada israelí hubiera tenido un colorido mayor y mejor, pero es evidente que el reciente bombardeo de ida y vuelta entre Israel y el Hamas, que controla la Franja de Gaza, no lo ha permitido.

Las noticias que nos llegan dan cuenta que la presencia de Lapid y de su comitiva fue recibida a discreción pero eso realmente no debería sorprender. He dicho siempre que los árabes no son fáciles y que Israel debe mostrar más signos visibles y permanentes de su intención de crear condiciones para ir más lejos en la anhelada convivencia con tolerancia.

Por supuesto que ese tamaño de conducta también es una exigencia para los israelíes, no menos difíciles que los árabes. La idea de Israel es lograr normalizar sus relaciones con todos los países del Golfo y en general con los Estados árabes. Es una pretensión ambiciosa pero que no debería mirarse como imposible.

La voluntad política debe ser canalizada. También es verdad que la realidad exige de Israel no dejar de lado o fuera del radar del espíritu de los acuerdos, a Palestina, y en otro tono a Irán, país no árabe (persa) pues con los dos mantiene una relación muy tirante. Es bueno que el nuevo gobierno de Israel prosiga con la política de Estado de normalización de las relaciones bilaterales con sus vecinos. Veremos qué hace Israel, pero también qué los países árabes, para trabajar por una paz permanente.

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