Uno

El humalismo ejerce un gobierno personificado por el Jano Bifronte. Por un lado, tenemos a la dulce Ana Jara que intenta recomponer el diálogo con buenas formas y manos extendidas. Por otro, emerge la siniestra figura de Urresti que no duda en atacar a periodistas el mismo día en que el Presidente convoca a la unidad nacional en Palacio. La bipolaridad del gobierno es sibilina y peligrosa, porque el lado oscuro del humalismo se encuentra encarnado en un oficial que traiciona su propia palabra porque después de prometer que calmará las aguas, saca la metralleta y dispara a discreción. Algún día los balazos de la traición bipolar terminarán estrellándose en lo que quede del humalismo después de los errores que la gente de Palacio se empeña en perpetuar.

Dos

Las medidas que lanza el gobierno a la desesperada solo sirven para consolidar la certeza de su debilidad. En lugar de crear un gabinete de concertación nacional, el humalismo se empeña en mantener el sicariato político a nivel ministerial. Esto, a mediano y largo plazo, como ya lo empiezan a demostrar las encuestas, pasará factura a Palacio porque si algo nos ha enseñado la política peruana, es que este es un reino donde se cumple el viejo y terrible apotegma “el que a hierro mata a hierro muere”. Las cortinas de humo terminan por quemar al que las originó. Pobres estrategas del humalismo. Más que bomberos del Estado nacionalista, son los pirómanos que incendian el tronco de Nadine.

Tres

Bogotá ha sido convertida en una ciudad caótica gracias a la intervención del siamés de Susana Villarán, Gustavo Petro. La izquierda latina: allí donde la progresía gobierna, la hierba no vuelve a crecer.

Martín Santiváñez V.