Joe Biden podría pasar a la historia de la política internacional de su país como el presidente estadounidense que decidió encarar de una vez y para siempre, el asunto de fondo entre Israel y Palestina, desde los denominados Acuerdos de Oslo (1993) en que fueron figuras Bill Clinton y los emblemáticos Isaac Rabin (israelí) y Yasser Arafat (palestino), en lo que sería el momento más cercano y serio para una paz permanente y duradera para ambos pueblos.

El asesinato de Rabin a manos de un ultranacionalista judío (1995) que se opuso a los acuerdos de paz, y la muerte de Arafat (2004), cuyo deceso fue objeto de mil teorías, que incluyó el envenenamiento, truncarían el objetivo político bilateral, hasta ese momento bastante avanzado. Así, pues, el mandatario acaba de dar el insospechado paso, declarando literalmente: “Necesitamos una solución de dos Estados. Es la única solución…Pero les digo en qué hay un cambio.

El cambio es que todavía necesitamos una solución de dos Estados. Es la única respuesta, la única respuesta”. La primera vez que surgió la fórmula de dos Estados fue en 1947, cuando la Organización de las Naciones Unidas - ONU, emitió la Resolución 181 -fue el 29 de noviembre de ese año-, por la cual dividió el territorio de la Palestina, conforme el Informe que había elevado a la Asamblea General, la histórica Comisión UNSCOP, que para orgullo del Perú, integró el excanciller, embajador Arturo García Salazar (1918-1919).

En efecto, la UNSCOP realizó un estudio profundo que incluyó una visita in loco al Medio Oriente y recomendó la creación de un Estado judío (Israel) y de un Estado árabe (Palestina). Los israelíes la aceptaron y el 14 de mayo del año siguiente -el mismo día del final del Mandato Británico sobre la Palestina, responsabilidad heredada por Londres de la Liga de las Naciones, la antecesora de la ONU-, declararon su independencia. Los palestinos, en cambio, la rechazan y todas las naciones árabes declararon la guerra a Israel.

En ese momento comenzaron los problemas hasta la fecha que incluyó la aparición de los refugiados palestinos y los colonos judíos. A la fecha, sin fronteras definidas, ambos pueblos deben reconocerse mutuamente como Estados y negociar por unas tierras que pertenecen a los dos.