La Fiscalía se alista a pedir la prisión preventiva de los implicados en el llamado “caso Swing” que desde el viernes cumplen arresto preliminar por siete días. Se trata de tres personas del entorno laboral más próximo al presidente Martín Vizcarra, así como de exservidores del Ministerio de Cultura y el propio Richard Cisneros.

Todos ellos están bajo investigación en el escandaloso hecho de haber dado trabajo por 175 mil soles entre 2018 y 2020 a Cisneros, un artista de medio pelo cuyo mérito fue ser amigo del mandatario, quien habría sido el que ordenó las órdenes de servicio, por lo que cabe suponer que de no ser por su investidura, se encontraría en la misma situación de Mirian Morales, Karem Roca y compañía. Se trataría pues, del articulador mayor de esta trama.

El caso es muy turbio y necesita ser investigado a fondo como todo acto de corrupción. Sin duda, en su momento también tendrá que ser comprendido el hoy jefe de Estado. Sin embargo, la Fiscalía y el Poder Judicial no deberían caer en excesos con pedidos y admisiones exageradas de prisiones preventivas, que deberían ser la excepción cuando la situación realmente lo amerite.

La justicia y la lucha contra la corrupción, sea por los casos “Lava Jato”, “Cuellos Blancos”, “Swing” o los que sean, deben ser impecables para que no se desvirtúen y no terminen favoreciendo ni victimizando a los que han jugado sucio al Perú.