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A muchos les cuesta entender el giro radical del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. Hasta hace muy pocos meses aparecía como la verdadera amenaza a la paz internacional por los reiterados ensayos nucleares que decidía con lanzamientos de misiles balísticos que incluso llegaron a atravesar el territorio de Japón, y alardeaba en tono arrogante y desafiante que podían tener un alcance intercontinental; sin embargo, desde que Kim mostró su intención de acercamiento a su homólogo de Corea del Sur, Moon Jae-in, las cosas comenzaron a cambiar. En efecto, en la noche del reciente Año Nuevo gregoriano, disponiendo la reapertura de la línea telefónica fronteriza entre ambos países suspendida desde los tiempos de la guerra de 1953, y su aceptación para enviar una importante delegación de deportistas a los Juegos Olímpicos de Invierno, realizados precisamente en Corea del Sur, el ajedrez de los estudiosos para entender lo que estaba sucediendo se complicó muchísimo. La coronación del rompecabezas llegó con el pedido que el propio líder norcoreano formulara a través del presidente surcoreano para concretar una reunión con el mismísimo presidente de EE.UU., Donald Trump. El destape que confirmaría el firme deseo de Kim de reunirse con Trump ha sido el ahora publicitado encuentro que tuviera con el director de la CIA, Mike Pompeo, virtual e inminente secretario de Estado, para afinar los detalles del encuentro con Trump, al que, de concretarse, seguramente en el mes de mayo, este llegará totalmente empoderado, pues no solamente no pidió ver a Kim sino que la consecuencia de los recientes bombardeos sobre Siria permite concluir su enorme capacidad de influencia en la política internacional. La otra posibilidad -la menos probable- es que Kim esté promoviendo su acercamiento a Trump solamente para llamar la atención o sorprender con un juego sucio. De ser así, EE.UU. podría ponerle la cruz y adoptar represalias letales. Trump ya ha mostrado su pragmatismo, por lo que intuyo lo primero, es decir, que Kim buscaría un nuevo capítulo para su pueblo porque está colapsado.