El importante crecimiento de la aprobación presidencial no es otra cosa que el reflejo del buen trabajo realizado por el Presidente y sus ministros frente a los desastres generados por El Niño costero. Sin embargo, debemos reparar que la desaprobación no ha bajado, lo que indica una importante polarización de la población respecto del trabajo que está realizando este gobierno. La distribución de los ministros en cada una de las zonas de desastre permitió que la labor se sintiera en muchas localidades y que tuviera una gran cobertura mediática. Este despliegue y desarrollo de trabajo fue muy positivo para el Gobierno. Las capacidades de un gabinete técnicamente inmejorable logró afrontar una situación compleja y de gran magnitud, que ha dejado sin argumentos a la oposición. Resulta paradójico pensar que sea un desastre lo que ha logrado salvar la imagen del Gobierno.

Cabe preguntarse qué tan permanente será este cambio de tendencia y si la aprobación presidencial se mantendrá alta. La receta es clara: Los ciudadanos quieren ver a un Ejecutivo involucrado con ellos. Necesitan que sus autoridades trabajen y hagan obras que sirvan, asegurándose que, de algún modo, los medios masivos de comunicación, principalmente la TV y la radio (son ellos los medios con mayor alcance e influencia actualmente) lo muestren a la población. Esta es una vieja receta, cuando utilizada, siempre ha dado buenos resultados de aprobación.

Debemos tener en cuenta que la reconstrucción será mucho menos mediática que el desastre en sí. Es fácil notar que la cobertura de las zonas afectadas es menor y que el megaescándalo de Odebrecht comienza a tomar nuevamente la agenda política, cobrando mayor fuerza aún, hacia finales de mayo cuando se tenga la lista completa de las personas involucradas de manera directa, lo que posiblemente genere una ola de detenciones sin precedentes en el Perú.

El Fenómeno El Niño costero, sumado a los escándalos de corrupción, puede afectar aún más el crecimiento de la economía. Será difícil que el gobierno central y los gobiernos regionales estén en la capacidad de ejecutar sus presupuestos, lo que puede volver más lento uno de los principales motores de la economía. El temporal que le tocará enfrentar al Gobierno en los próximos meses será tan complicado como el que estamos pasando, pero muy distinto, pues requerirá de gran manejo político (además del gerencial), que ha sido una de las mayores carencias de PPK hasta el momento. Toda crisis es una oportunidad, veremos si PPK y su equipo son capaces de sortear con tanto éxito la adolescencia de este Niño.