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El último informe de la FAO señala que más del 50% del pescado que se consume hoy en el mundo proviene de la acuicultura. A nivel mundial, la producción acuícola ascendió a 85 millones de TM en 2018, mientras que la del Perú alcanzó la cifra de 105 mil TM en ese mismo periodo. Ello significó el 0.12% de la producción total, lo cual nos lleva a reflexionar sobre la urgente necesidad de impulsar esta industria.

En efecto, el Perú es un país con ventajas competitivas para el desarrollo de esta nueva industria, la cual deberá aprovechar para posicionarse como líder en este campo. La primera es que somos el mayor productor de harina y aceite de pescado en el mundo, ingrediente clave para el crecimiento de esta actividad en el planeta. El segundo es el gran potencial de nuestra Amazonía con su gran capacidad hídrica y diversidad de especies comerciales como el paiche, paco, gamitana, entre otros.

En este contexto, resulta relevante impulsar real y eficientemente la acuicultura a escala industrial, a través de clústeres productivos que involucren la producción de larvas y alevinos; producción de alimentos balanceados; centros de engorde; cadenas de frío e infraestructura logística.

También urge mejorar los procedimientos administrativos y las regulaciones, a fin de lograr un Estado proactivo, eficiente y que evite duplicidad de funciones. Así, sería importante una Ley de Fomento de la Acuicultura Industrial basada en objetivos productivos por especie. Este enfoque ha ayudado al despegue y consolidación de esta actividad en China como líder en la industria, así como en Australia y Vietnam.

Tenemos el desafío de convertir al Perú en líder de la agricultura del mar y a esta actividad en un aliado del crecimiento económico, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza.