GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El presidente Martín Vizcarra deberá trabajar muy intensamente para pasar a la historia como el mandatario que puso todo el Estado y el país al servicio de lograr revertir ese indicador de la vergüenza que señala que desde inicios de la última década poco más del 40 por ciento de los niños menores de tres años del Perú sufre de anemia, lo cual es considerado ya un problema de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que nos mira con atención.

Irónico, en primer término, que esta cifra, que evidencia deficiencias alimenticias en poco menos de la mitad de niños peruanos menores de 36 meses, se dé precisamente en nuestro país, un paraíso de la gastronomía. Pero más irónico, y sobre todo revelador, es que esto ocurra durante los años en que nuestra economía ha venido creciendo de manera sostenida. Recordemos que son casi dos décadas de Producto Bruto Interno (PBI) en azul.

Ayer el presidente Vizcarra ha estado en San Juan de Lurigancho, con varios ministros, lanzando una campaña para reducir la anemia. El objetivo, bastante ambicioso pero no imposible, es que en el 2021 la cifra se haya reducido a la mitad, para que menos niños crezcan con deficiencias de hierro que si no son atendidas en sus primeros años, sin duda les traerán deficiencias sostenidas en su salud y su capacidad de aprendizaje.

La anemia en los niños equivale a perpetuar la cadena de pobreza que padecen desde varias generaciones atrás, pues las secuelas los pondrían en desventaja frente a aquellos que sí recibieron una alimentación adecuada. De nada valdría mejorar la calidad de la educación si vamos a tener alumnos con problemas de aprendizaje que les vienen desde la cuna al no haber desarrollado adecuadamente el cerebro. La deficiencia de hierro es lo primero que se debe combatir.

La reducción de la anemia hará que más peruanos tengan la esperanza de salir de la pobreza a través de la educación. Si no es así, no vamos a ninguna parte. Los esfuerzos que haga el Estado para bajar el revelador índice deben ser apoyados por todos, más allá de la turbulencia política que a veces parece separarnos. Bien el presidente Vizcarra y sus ministros por ponerse la caseta y trabajar para revertir esas cifras, que son una vergüenza y una ofensa para todos.