La suerte del expresidente Pedro Castillo parece estar echada. Si hay justicia en este país, el sujeto deberá pasar varios meses en prisión preventiva mientras se le procesa por el golpe de Estado que dio la semana pasada, y que implicó dar la orden al jefe de la Policía Nacional de asaltar el Congreso, desalojar a los allí presentes e impedir su funcionamiento, esto aparte de disponer la detención arbitraria de la fiscal de la Nación.

Ante esta situación y ahora que se ha dispuesto el estado de emergencia a nivel nacional, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional tienen que prever que el anuncio del encierro del golpista puede generar más desmanes y violencia, teniendo en cuenta que Castillo y sus defensores no dejan de azuzar a la gente y victimizarse. A eso se suma que algunos países han tenido el atrevimiento de seguir reconociéndolo como jefe de Estado.

Y a propósito, ya es momento que la Policía Nacional a cargo del penal de Barbadillo impida que el golpista siga escribiendo cartas y mensajes a través de sus redes sociales. No solo difunde tonterías y alucinaciones, sino que el hombre es un presidiario y hasta donde se sabe, estos no tienen derecho a comunicarse con el exterior, salvo a través de un teléfono público debidamente supervisado por las autoridades.

También es momento de tomar acciones contra los legisladores acusados de azuzar a grupos violentos que ya han provocado muertos, heridos y la pérdida de millones de soles tras los bloqueos de carreteras, saqueos y ataques a la propiedad. La Policía Nacional ha señalado Guillermo Bermejo, Guido Bellido y Edgar Tello. ¿Alguien se va a encargar de este trío o los van a dejar atacando al Estado con sueldo pagado por el propio Estado al que detestan?

Volviendo a la situación de violencia que podría agudizarse, el Estado tiene la obligación de actuar con firmeza ante tanto delincuente azuzado a través de mensajes como los de Castillo y otros. Este no es el verdadero pueblo peruano que con toda justicia busca mejorar sus condiciones de vida. La gente de bien no apedrean buses ni saquea negocios ni roba botellas de yogurt de la planta de Gloria, como hemos visto en Arequipa.