Durante la semana pasada escribí en este espacio dos columnas sobre al caso del músico Richard Cisneros Carballido, conocido en el mundo de la farándula, de los escandaletes mediáticos y en el “generoso” gobierno del presidente Martín Vizcarra, como “Richard Swing”, el hombre más suertudo desde que el actual mandatario llegó al poder, pues de julio de 2018 hasta el mes pasado, en plena pandemia, se ha llevado al bolsillo 175 mil soles de todos los peruanos.

Pensé no tratar más el asunto, pero la respuesta que el lunes último dio el propio presidente Vizcarra sobre los pagos a este sujeto que dice ser “doctor honoris causa” y que sus charlas motivacionales “son un aporte a la humanidad”, ha sido escandalosa y tácitamente ha admitido una irregularidad en el manejo de los dineros del Estado, pues nos ha dicho que como el hombre participó en la campaña de Peruanos por el Kambio (PPK), luego pasó a “trabajar” en el Estado.

¿Así de fácil es la cosa en el Perú? ¿Todos los artistas, animadores, aportantes y hasta los sobones y “piquichones” de las campañas tienen derecho luego a pasa a cobrar por la caja del Estado una vez que los políticos a los que apoyaron ganan una elección? ¿Eso nos quiere decir el mandatario sin el mayor rubor? ¿Las campañas políticas de los ganadores tenemos que pagarlas todos los peruanos? ¿Qué dicen los abogados penalistas al respecto?

Hay que tener en cuenta que el jefe de la campaña de PPK que fue amenizada por el “swing” de Cisneros Carballido, fue nada menos que el propio presidente Vizcarra, por lo que la “generosa” contratación de este personaje para dar “charlas motivacionales”, tendría su explicación en este punto que el propio mandatario no ha podido negar, pese a la evidente incomodidad que mostró cuando se le preguntó por este tema que parece crecer como una bola de nieve.

Una comisión del Congreso ha citado a la fantasmal ministra de Cultura, Sonia Guillén, para que explique esto que huelen mal, mientras el Ministerio Público ha abierto una pertinente investigación sobre este personaje al que incluso algunos periodistas tenían que recurrir para que les “gestione” una entrevista con el flamante presidente Vizcarra. Hay mucho que escarbar acá, y ojalá nada distraiga los esfuerzos por conocer la verdad de la tremenda suerte de “Richard Swing”.

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