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La región Junín casi siempre ha sido un bastión del fujimorismo. En las elecciones del 2016, Keiko Fujimori logró el 43.44% de votos en primera vuelta y ganó la segunda sin discusión; mientras tanto, Fuerza Popular logró ganar tres curules congresales de cinco. Un triunfo aplastante.

Dos años después, la situación es lamentable. No solo por los pésimos resultados en las elecciones del último 7 de octubre, en las que no ganó ninguna provincia y sus porcentajes de votos no pasaron del 5%, sino porque hubo división y hasta enfrentamientos al interior del fujimorismo en la región.

Un detalle que grafica la desintegración del fujimorismo es que los últimos tres coordinadores regionales de Fuerza Popular se apartaron de este partido y lo hicieron con furibundas críticas a la cúpula.

“Las verdaderas bases del fujimorismo enterraron a Fuerza Popular, castigando a los infiltrados que ningunearon al líder fundador Alberto Fujimori. (…) Es lamentable lo que le pasa a la familia Fujimori, todo por la culpa de sus asesores que buscaron el poder absoluto, sacrificando a dirigentes de base. ¿Ahora saldrán a defender los invitados de FP a Keiko?”, señaló el excoordinador regional de Fuerza Popular Oscar Ruiz.

Lo decía en referencia a los recientes candidatos a las alcaldías provinciales y distritales del departamento de Junín, que en su mayoría eran invitados. Ante ello, sucedió lo previsible. Nadie salió a las calles a defender a su lideresa en la región. Ni una pancarta, por lo menos.

Otros excoordinadores regionales de Fuerza Popular que cuestionaron duramente a su expartido fueron César Combina y Bladeck Ruiz. Además de ello, se fueron con militantes de base. Duro golpe al fujimorismo en el interior del país.