Y llegamos. Como un pequeño vientecillo, nada dramático, y más bien fugaz, esta campaña llega a su fin. Y ha pasado lo que muchos esperábamos: casi nada y muy poco.

Tanto ha sido así, que los últimos golpetazos han sido para buscar el voto nulo o viciado, nada más. Porque ¿a qué otra cosa pueden aspirar los partidos que se proclaman enemigos de Julio Guzmán y su Partido Morado? ¿Acaso los votos que estos días fuguen de allí irán a Fuerza Popular o al Apra, a Solidaridad Nacional o a Contigo?

Y, de hecho, la esperanza de los votos nulos ha sido un protagonista en esta medianía de propuestas y planes de campaña. Esos votos son los que marcan por lo pronto la pauta, y son esos votos los que buscan quienes saben que ya no podrán sumar gran cosa de aquí al domingo. Suena extraño y hasta patético, pero así están las cosas.

El Congreso que elijamos este domingo durará muy poco, y será seguramente no será muy distinto de lo que hemos visto estos años. Aunque, como ya varios han apuntado, probablemente la correlación de fuerzas sea otra. En realidad, el Congreso que elijamos será el primer eslabón de la gran campaña que se avecina en 2021, y para la cual ya están asomando los nombres, los rostros, las tendencias.

El partido o los partidos que logren más congresistas tendrán un soporte político para el 2021, qué duda cabe. Y para ello aún hace falta ver qué papel jugará el gobierno en todo esto. ¿Martín Vizcarra está esperando con los brazos abiertos a los posibles congresistas morados, acaso a los izquierdistas, como se comenta? ¿O solo quiere ver pasar el reloj, los días en el calendario, mientras que se entretiene con alguna que otra inauguración y algún pomposo discurso?

Quizás después del domingo, después de esta mustia campaña electoral, lo tengamos más claro.