A raíz de la publicación de mi columna (Correo, 9-10-2018) en la que me refería a la génesis de mi libro Gobierno Educativo. Diez claves, que se presenta hoy en la USIL, varios lectores me han preguntado sobre lo que he llamado “las diez claves” para diseñar, implementar, ejecutar y evaluar políticas públicas y la gestión de la educación. En realidad, están referidas al entendimiento del sentido del marco normativo de la educación peruana; a la importancia de los acuerdos sociales y educativos a nivel internacional; a la comprensión y dominio de los indicadores y factores de un sistema educativo de calidad; al manejo detallado de la data de la evaluaciones nacionales e internacionales en las que interviene el Perú; así como a la situación y soluciones para avanzar en la educación básica, superior tecnológica y universitaria. Igualmente, a un estudio de la historia del sindicalismo magisterial y las últimas leyes docentes; a la gestión institucional y presupuestal del sector; y a los nuevos escenarios de la sociedad educadora. Todo desarrollado con data, documentación referenciada, reflexiones críticas y recomendaciones. Lo señalado tiene que ver con las claves 2 a la 9. ¿Y cuál es la primera?
Se plantea como “primera clave” las ideas principales de un enfoque -centrado en la persona- que propone una educación para el desarrollo como un constructo cognitivo y afectivo-valorativo que le dé sentido permanente a la vida, para ser personas saludables física, mental y socialmente (eje 1); ciudadanas con valores (eje 2); y productivas con sustento humanístico, científico, tecnológico y creativo (eje 3). Porque para desarrollar un buen gobierno educativo es indispensable, primero, tener claridad sobre cuál es el modelo educativo que le da sustento y direccionalidad.