El recordado psicoanalista Marcos Gheiler -que trabajó y escribió mucho sobre el Psicoanálisis aplicado a la educación – nos decía siempre en el Colegio León Pinelo que para desarrollar “una consistente educación integral debíamos poner en práctica la contención emociona”. Se trata de que en el desarrollo de las horas de tutoría y en los diferentes espacios de encuentro educativo con los niños y adolescentes debíamos ponernos en contacto no sólo con “sus conductas manifiestas, sino mirar las razones o causas latentes de sus comportamientos y/ o verbalizaciones individuales y colectivas “Por supuesto, también, en todas las actividades educativas del currículo escolar.
Esta técnica (que forma parte de la concepción del currículo y la tutoría del Minedu desde el 2004) ayuda a que los estudiantes no se saturen de sentimientos negativos que, al no tener la posibilidad de expresarlos, posteriormente se podrían convertir en conductas agresivas en sus entornos físicos y sociales. No olvidemos que en ocasiones los estudiantes necesitan desahogarse y contar algo que les pasó, que los molesta, los preocupa, los tensiona de manera particular y/o grupal. Pero también lo que les alegra, satisface, motiva y tranquiliza en su vida escolar, que por ahora tiene como espacio educativo principalmente el hogar.
Desde el año pasado en estos tiempos del COVID 19 (donde oscilamos entre la salud y la enfermedad, la vida y la muerte) los estudiantes viven incertidumbres, preocupaciones y tristezas, así como falta de recreación y socialización con familiares, compañeros y amigos. Por ello, en el marco de la educación a distancia, semipresencial-y espero presencial a partir de marzo del 2022- resulta indispensable que a través de las horas de Tutoría y en todas las clases desarrollen la escucha, el dialogo y especialmente la contención emocional en una dinámica individual y grupal para asegurar los aprendizajes y el bienestar socio-emocional de los estudiantes.