Ha quedado demostrado una vez más que en el ande también se cuecen habas. Ayer, en horas de la madrugada, la Fiscalía y la Policía detuvieron al alcalde provincial de Sánchez Carrión, en La Libertad, Robert Contreras Morales, junto a once funcionarios. Sobrevalorización de obra; la omnipresente corrupción una vez más.

Como en otras zonas andinas del país, la corrupción en las municipalidades del ande liberteño también campea. Procesos y sentencias han habido varias en provincias como Sánchez Carrión, Otuzco o Santiago de Chuco. Hay investigaciones abiertas. El problema de la lucha contra la corrupción aquí es que se trata de zonas donde los reflectores no llegan, ni la prensa ni los operadores de justicia llegan adecuadamente. Y denuncias en distintas municipales andinas siempre se escuchan, pero la geografía y la falta de recursos impiden profundizar en investigaciones que puedan poner al descubierto las anomalías que se advierten y señalan.

En la sierra, durante muchos años, los alcaldes han gozado de los fondos del canon y demás generados por la actividad minera formal. Hemos tenido más de una década de vacas gordas, ingentes cantidades de dinero que fueron muchas veces invertidas en proyectos que no sirvieron de mucho o que sencillamente no sirvieron para nada. Ahí están los hospitales elefantiásicos sin usar, plazas públicas millonarias, monumentos a la nadería. Dinero invertido solo para generar gasto, para tirarlo por tirar. Para corrupción, digámoslo claro.

Ahora se suma la minería informal e ilegal, los nexos varios, el crimen que se mudó a esas zonas. Así, vemos hoy a empresarios prósperos de la noche a la mañana en la sierra, a alcaldes andinos que terminan su periodo con signos evidentes de riqueza, e incluso -oh, casualidad- con empresas constructoras solventes. Hay que poner la lupa también en la sierra. De manera urgente.