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En los últimos días, los peruanos hemos tenido que ver nuevamente al exreo por el delito de terrorismo Alfredo Crespo, abogado de Abimael Guzmán, pidiendo la libertad de su cabecilla, aprovechando el revuelo que ha causado el indulto dado hace unos días al expresidente Alberto Fujimori. Dicho sujeto, que estuvo 12 años tras las rejas, afirma que hay que soltar al jefe senderista para lograr la “reconciliación” entre los peruanos.

Lamentablemente, acá la culpa de la irrupción de este personaje no la tiene él, sino el propio Estado, que sigue actuando con mano blanda pese a que Crespo es una de las caras visibles de los grupos de fachada de Sendero Luminoso, que continúan operando impunemente mientras nuestro sistema de justicia no actúa con la contundencia necesaria como para sacar de circulación a esta gente, que tiene el desparpajo de pedir la libertad de Guzmán.

Por ejemplo, la denuncia por apología del terrorismo contra los miembros del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), grupo de fachada de la banda terrorista, que fueron arrestados por unos días en 2014 en la Operación Perseo, sigue sin avanzar, lo que da pie a que los procesados continúen actuando impunemente e incluso salgan a declarar ante los medios en favor de Guzmán, condenado a cadena perpetua por la ola de brutalidad y de sangre que desató en el país.

Otro ejemplo de mano blanda del Estado que permite a gente como Crespo salir a hablar sabiendo que acá nada les pasa, es lo que sucede con el infame mausoleo de Comas, denunciado por Correo en setiembre de 2016, y que sigue ahí sacándonos la lengua, sin ser demolido como se ofreció desde que se hizo público el asunto. Nos dijeron que antes de las últimas Fiestas Patrias se lo traerían abajo, pero hasta ahora no pasa nada.

Es obvio que si los senderistas saben que nada les va a pasar, seguirán hablando disparates, levantando la imagen de su sanguinario cabecilla y tratando de captar adeptos, especialmente entre los más jóvenes, que ni siquiera se dan el trabajo de buscar en Google quién es en verdad el sanguinario Guzmán, que hasta se da el lujo de amenazar hoy a una procuradora. Claro, sabe que la ley no la aplicarán en su contra porque tiene al frente a un Estado débil e ineficiente.