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Llama la atención la vehemencia con que ciertos políticos peruanos del sector de la izquierda insisten en salir en defensa del expresidente de Brasil, Lula da Silva, sentenciado por corrupción y recluido desde hace unos días en un penal, luego de un largo proceso en que las diferentes instancias coincidieron en determinar la responsabilidad penal del antiguo sindicalista.

Es muy difícil entender cómo puede haber gente que anteponga la ideología y deje de lado los argumentos de la justicia del vecino país para defender a su ídolo, que en verdad tiene los pies de barro. Ahí están las evidencias del caso “Lava Jato”, que también tiene gran implicancia en el Perú, al extremo que incluso alcanza a varios expresidentes.

Salir con una “defensa” de Lula da Silva basada en acusar “a la derecha” de estar detrás de la situación del exmandatario es casi risible. ¿Es tan complicado para los escuderos del exgobernante entender que la corrupción no tiene bandera política ni ideológica y que hasta a algunos de sus “íconos” también les gustan la plata y los departamentos en la playa de turbio origen?

En el Perú ya varios se han equivocado al apoyar electoral y políticamente a verdaderos fiascos a nivel local, algunos de los cuales están en serios líos con la justicia. Lamentablemente, hoy insisten en hacerlo con un corrupto de talla internacional como Lula da Silva. ¿Nadie ha aprendido la lección de los errores del pasado cercano?