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¿Recuerda Ud. por cuál candidato votó en las últimas elecciones? Si este ganó, ¿cuán satisfecho y representado se siente con su actuación como autoridad elegida? Dadas las desaprobaciones con las que cuentan nuestras autoridades actuales, lo más probable es que la distancia entre lo que esperábamos de nuestros candidatos esté muy lejos de lo que estos han hecho. Podríamos decir que la desaprobación no es otra cosa que la distancia entre la expectativa electoral y la realidad de la ejecución del candidato ungido en autoridad.

Si el camino es elegir autoridades que nos representen, parece que el voto directo tampoco es una buena alternativa. Si analizamos las propuestas de referéndum, veremos que posiblemente la bicameralidad, así como la no reelección de congresistas, no serán aprobadas por los ciudadanos, siendo ambas negativas dañinas para el país.

Cuando uno revisa las encuestas, es sorprendente cómo los ciudadanos, a pesar de las limitaciones educativas y de información y del poco interés en la política, son capaces de leer, entender la realidad y tomar posiciones correctas, en muchos casos, de forma bastante más acertada que nuestras autoridades. Hoy podríamos decir que en el Perú toda persona de más de 18 años tiene un dispositivo celular y sería factible poder hacer consultas continuas a la población para que esta participe de la democracia. El Parlamento podría preguntar si es que quiere que continúe el Sr. Becerril o si el Congreso debería cambiar al Fiscal de la Nación. Sin embargo, y aquí está el giro, el procedimiento no sería el del voto individual, sino que sería un voto en conjunto de 3 ciudadanos que deberán previamente discutir entre ellos y decidir por una sola opción. Este sistema permitiría una democracia participativa directa y continua, donde las autoridades elegidas informan a sus electores y transmiten sus preferencias, y así no podrán buscar el voto y utilizar su poder en función de su criterio, que por lo general termina distando mucho del de sus electores. Si el sistema no le gusta, podríamos pensar en otro; pero resulta evidente que la tecnología está transformando nuestra sociedad y ya es hora de pensar en cómo esta puede transformar nuestro sistema de gobierno.