Con la llegada de Alejandro Toledo a Lima, que de no mediar inconvenientes debería ocurrir hoy, el Perú sumará tres expresidentes presos. Pero eso no es todo, además tenemos un expresidente que cumplió arresto domiciliario, otro que ya estuvo privado de su libertad y podría volver a ser recluido, uno investigado e impedido de volver a la vida política por 10 años y otro que se quitó la vida para evitar ser detenido.

Alejandro Toledo, Alberto Fujimori, Pedro Castillo, Pedro Pablo Kuczynski, Ollanta Humala, Martín Vizcarra y Alan García ejercieron el cargo más importante de este país, representaron a todos los peruanos y, si bien es destacable que hayan sido procesados por la justicia peruana, hace que nos preguntemos por qué el país termina con este tipo de dirigentes. ¿De quién es la culpa? ¿La corrupción es un mal endémico de la clase política? ¿Qué dice de nosotros como sociedad que siete de los nueve presidentes que hubo en los últimos 30 años están presos o inmersos en investigaciones por diversos delitos?

La democracia peruana está en crisis y para salir de ella necesitamos que la ciudadanía emplace a los partidos políticos a elegir mejores representantes, que haya más interés en la política y que quienes opten por un cargo de elección popular lo hagan para servir y no servirse de él. Suena utópico, pero es necesario hacer estos cambios y pasar a la acción, sino el riesgo de perder la democracia seguirá creciendo.

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