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Los grandes derrotados de la elección del domingo último han sido el fujimorismo y el partido oficialista, que permitió la llegada al gobierno primero de Pedro Pablo Kuczynski y más tarde de Martín Vizcarra, por lo que queda claro que ambas fuerzas -o antiguas fuerzas- deberán replantear muchas cosas si es que quieren sobrevivir y tener, más adelante, alguna posibilidad de acceder a ciertas cuotas de poder por la vía electoral.

Tengamos en cuenta que hace apenas dos años y medio, el fujimorismo y Peruanos Por el Kambio (PPK) se enfrentaban en las grandes ligas. Sin embargo, hoy, es bastante si no aparecen dentro del rubro “otros” al momento de difundirse los resultados electorales a nivel nacional y en especial en Lima, que es donde se concentra un tercio de los votantes.

Lo de Lima es ilustrativo. Fuerza Popular alcanza 2.8 por ciento de los votos, mientras que el oficialismo quedó último en la tabla de 20 competidores con 0.4 por ciento, pese a que se consideraba que la capital era su bastión. ¿Será que los peruanos se cansaron de los enfrentamientos que han llevado a una constante crispación política en los últimos dos años?

El fujimorismo y el oficialismo tienen muchas cosas que evaluar tras las elecciones regionales y municipales. Están completamente fuera de sintonía con la gente de la calle, por más que unos estén en el Congreso y otros en Palacio de Gobierno. Quizás, les resulte mejor ponerse a trabajar por el bien de los peruanos, en lugar de anteponer la bravata y la prepotencia desde ambos lados.