Escalofriantes las palabras del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ha dicho de modo irreverente que no queda otro remedio que la “destrucción de Corea del Norte”. Hasta el instante de solamente escucharlo, pensé que Irán era el único país que se refería en esos términos a otro Estado, como sucede cuando en su Constitución pregona de manera expresa la “extinción del Estado de Israel”. Trump ha esperado esta reunión planetaria, que reúne a todos los representantes de los 193 Estados que componen la ONU, en la ciudad de Nueva York, para generar más preocupación de la que ya existe en el mundo. Trump, lejos de crear las condiciones para que impere la serenidad internacional, lo que hace es agudizar mucho más el clima de tensión mundial. Pensábamos que Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte, era el único que por su discurso y recientes acciones -lanzamiento de misiles balísticos- representaba en solitario una seria amenaza para el orbe. Estábamos equivocados. En realidad el binomio del hermetismo y del terror convencional lo conforman Kim y Trump, quienes, desde que llegaron al poder en sus países, vienen provocando zozobra en toda la humanidad con sus impertinentes declaraciones e impensadas reacciones. EE.UU., como país todopoderoso desde el poder de las relaciones internacionales, está llamado a poner calma en el globo para que la Carta de la ONU cumpla su objeto central imperativo determinado en el mantenimiento de la paz internacional. En cuanto a Corea del Norte, ya sabemos que su líder es impredecible y dislocado, capaz de recurrir a lo extraño y absurdo para lograr llamar la atención y de esa manera complacer su ciclópea egolatría que no se distancia de la que desnuda Trump. Por si acaso, la eventual febril idea de la destrucción de Corea del Norte supondrá la destrucción de Corea del Sur o la de Japón, por lo que no habrá vencedores ni vencidos, así que a ambos gobernantes no les queda más camino que aceptarse mutuamente conforme el realismo político internacional.