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La visita del papa Francisco al balneario de Buenos Aires, en Trujillo, ha mostrado el escaso avance que se viene dando en la reconstrucción de la infraestructura pública y privada afectada por El Niño costero de hace casi un año, pese a que esta tarea debería ser una de las prioridades de la administración del presidente Pedro Pablo Kuczynski.

En dicho lugar del distrito de Víctor Larco Herrera, fue necesario habilitar una pista y cubrir las casas afectadas a fin de que el Santo Padre no vea que los daños no han sido reparados pese al tiempo transcurrido y a que existen los recursos para llevar a cabo la tarea que hará que los afectados tengan mejores condiciones de vida.

Precisamente, el papa Francisco pidió visitar Trujillo como una manera de estar cerca de quienes vivieron el drama, en el norte del Perú, de padecer los efectos del fenómeno El Niño costero. Lamentablemente, es poco lo que se ha hecho para aliviar a estos compatriotas. Sea por desidia o incapacidad en la gestión, lo visto en Buenos Aires ha sido patético y debe de llamar a la acción.

Las regiones La Libertad, Piura y Áncash, además de Lima Este, siguen esperando el apoyo ofrecido. Cientos de personas continúan viviendo en carpas en condiciones extremas y ahora, con la llegada del verano, están más expuestas a enfermedades que a lo largo del invierno. Es urgente que este gobierno muestre resultados en materia de reconstrucción.