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Ayer, 8 de marzo, conmemoramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Recordamos y agradecemos las luchas de millones de mujeres que nos precedieron, quienes abrieron las puertas para que nosotras podamos luchar desde un lugar mejor. Reflexionamos sobre lo que nos toca, sobre nuestras responsabilidades compartidas como personas. Hombres y mujeres, ¿qué tipo de educación necesitan las niñas?

En primer lugar, la educación de las niñas requiere que las escuchemos de forma activa. Las niñas necesitan alzar su voz y ser escuchadas para poder participar. Es difícil escuchar a otra persona cuando estamos llenos de opiniones, conflictos, heridas emocionales abiertas. Pero, ¿cómo podemos escuchar a las niñas y educar para la libertad si nosotras mismas no somos libres?

Rescátate a ti misma primero, antes de decidir cómo acompañar a los demás. Recorre los vericuetos de tus memorias, identifica en dónde te quedaste atrapada y sal. Recoge los pedazos que se extraviaron, reconstrúyete y, sobre todo, acéptate y ámate con todo lo que eso implica. Identifica de cuántas formas nos han (de)formado para complacer necesidades ajenas. Y reconoce tu propio poder para formar, al ser, de facto, quienes más se encargan de la educación de los hijos. Y cuando te sientas agotada, como que nada cambia, descansa. Encuentra consuelo en la capacidad que tenemos de resarcir y transformar.

Y si eres hombre, repite la receta. Seguramente, ese niño también necesita rescatarse y reencontrarse con sus aspectos femeninos. Recordemos que nuestra fortaleza como personas está en la integración de todos nuestros aspectos.

Ahora que nos hemos mirado a nosotros mismos primero, podemos mirar hacia afuera sin proyectar nuestras propias experiencias. Dejemos que la niña se descubra a sí misma, pruebe sus límites, se acerque a lo que nos asusta (más a los adultos que a ella). No nos toca decirle si está bien o mal disfrazarse de princesa o de astronauta. No nos toca instruirla sobre colores “correctos”, “incorrectos” o “estereotipados”. Es ella quien debe descubrir qué son los colores para sí misma, pues solo así será libre. 

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