El presidente Martín Vizcarra dio ayer su último mensaje a la Nación por Fiestas Patrias, en medio de un desafío inédito, que tiene que ver principalmente con el esfuerzo y la capacidad para gestionar un plan que contenga el coronavirus y al mismo tiempo reactive la economía. Ante este reto, el Jefe de Estado dio anuncios importantes y terminó su discurso con frases llenas de buenos deseos, antes que con un mensaje realista y coherente. Esperemos que en los siguientes días se observe la fórmula del Gobierno para dotar de instrumentos suficientes y eficaces a los diversos ministerios para ejecutar lo prometido en poco tiempo. Lo que sería muy negativo es generar un nivel de expectativas entre los peruanos y al final no se cumplan.

Por otro lado, se ha notado claramente la falta de autocrítica del Jefe de Estado. Si bien es cierto, reconocemos que existen causas externas a esta grave crisis por la que pasa el Perú, queda la sensación que el Gobierno podría haber dispuesto de mejores medidas para enfrentar a la pandemia e impedir que el PBI caiga dramáticamente.

En el aspecto político, ha propuesto el “Pacto Perú”, que aspira a demostrar que la importancia de la gobernabilidad. No parece mal en un escenario en el que la incertidumbre está ganando terreno y de esta manera se transforma en un peligro por su potencia desestabilizadora, aunque no se entiende cuál es la diferencia con el Acuerdo Nacional que hace mucho existe, pero que en la práctica de poco o nada sirve.