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La fuerza militar de Israel se ha mostrado totalmente represiva en la reciente matanza -17 civiles- en la frontera con Palestina en la Franja de Gaza. Su poder es impresionante y pertenece al Primer Mundo. Siendo geográficamente un Estado pequeño -creado por la Resolución 181 de la ONU-, su poder y calidad geopolítica no son comparables, apareciendo casi como invencibles. Rodeado del mayoritario mundo árabe, donde algunos Estados desearían que no existiera -Líbano, o Irán que no es árabe, por ejemplo-, Israel asumió que para sobrevivir frente a la amenaza de los sectores más radicales del mundo islámico debía desarrollar un potencial de defensa excepcional, y lo logró con el apoyo incondicional de EE.UU., pues no lo tiene ningún ejército en el Medio Oriente. Así, llevó adelante la denominada Guerra de los Seis Días (1967) y en un santiamén invadió todo el Sinaí. Esa incursión militar dejó una herida abierta entre los palestinos. Al ser obligados a salir de sus propias tierras, se convirtieron en refugiados, sufriendo desde entonces el flagelo de verse vulnerables. De allí que los recientes sangrientos sucesos no son inusitados. Al contrario, corresponden a una consecuencia de la penosa realidad que viven ambos pueblos. No es una casualidad, entonces, que haya sucedido en plena Semana Santa, particularmente el día Viernes Santo, que para los judíos es el día del inicio del Shabat. La fecha ha servido a los palestinos para volver a llamar la atención internacional sobre su histórico reclamo. Hay que decirlo, y por eso se apostaron más de 30 mil en la referida zona fronteriza. Pero nada justifica que Israel, por más armas sofisticadas que posea, las use de manera marginal, despreciando las reglas del derecho internacional humanitario, contenido en los Convenios de Ginebra de 1949, que prohíbe el uso de armas no permitidas y sobre todo contra poblaciones civiles. La carnicería israelí no ha tenido límites, convirtiendo los atestados hospitales en Gaza en verdaderos centros del dolor. Lamentablemente, Hamas, que controla Gaza, reaccionará. La paz sigue siendo una utopía.