Partiendo del diseño original de Dios de que los hombres vivamos en comunión con Él, con los demás y toda la creación, en su Mensaje para la Cuaresma de este año el papa Francisco nos recuerda que el pecado, al romper nuestra comunión con Dios, también daña nuestra relación con el prójimo y con el ambiente en el que estamos llamados a vivir, “de manera que el jardín se ve transformado en un desierto”. Si el hombre no vive como hijo de Dios, asume poco a poco un estilo de vida que viola los límites de la naturaleza humana, y la lógica del poseer, el poder y el placer a toda costa acaba por imponerse.
Lamentablemente, cada vez se hace más eco a ciertas corrientes que pretenden desterrar a Dios de la sociedad y hacer creer al hombre que cada uno puede ser el dios de su propia existencia, dueño único y absoluto de su vida, totalmente autónomo para autodeterminarse según mejor le parezca. De esta manera, tal vez incluso de manera inconsciente, se va inculcando en las personas lo que el Papa llama “avidez, afán por un bienestar desmedido, desinterés por el bien de los demás… según la codicia insaciable que considera todo deseo como un derecho y que antes o después acabará por destruir incluso a quien vive bajo su dominio”.
Todos somos frágiles ante las tentaciones del demonio. Por eso, Francisco también nos recuerda que la Cuaresma “nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual”. Para ello hace falta que, confiados en el amor misericordioso de Dios, hagamos un buen examen de conciencia y descubramos dónde se pone de manifiesto nuestro egoísmo, qué actitudes nuestras hacen daño a los demás y a nosotros mismos. Así, conscientes de nuestra realidad de pecado y de que este no nos hace bien, podremos emprender, como el hijo pródigo, el camino de regreso a la comunión con Dios Padre, que nos espera no para recriminarnos sino para perdonarnos, acogernos y hacer de nosotros una nueva creación.