Al presidente electo Pedro Castillo habría que recordarle las palabras del uruguayo Pepe Mujica, quien lo apoyó y le dio algunos consejos en la segunda vuelta. “Lo que la gente quiere es que no la jodan”, dijo el exmandatario de Uruguay, en diciembre del 2004, unos días antes que asuma el izquierdista y líder del Frente Amplio, Tabaré Vásquez, al máximo cargo de esa nación rioplatense. Con su brutal sinceridad y su lenguaje de la calle terminó así las discusiones sobre si el próximo gobierno sería comunista, radical y todos los etcéteras del extremismo.

Pedro Castillo debe ser consciente que no solo gobernará para los peruanos que quieren un cambio total a gritos sino también para los que piden prudencia y que las transformaciones sean dentro del sistema democrático. Tiene que asumir la gran responsabilidad de interpretar las necesidades de todos los ciudadanos y no solo de un grupo. Su actual discurso es muy ambiguo. Ya sabemos que su capacidad de comunicación no es formidable, pero si no puede decirlo, por lo menos debe tener gestos que puedan torcer la desconfianza de amplios sectores.

Ojo que en esa tarea no se puede poner en peligro el sistema democrático. Esto solo puede acarrear males mayores. Hay que recordar que las ideas y propuestas de izquierdistas a la vieja usanza y comunistas ortodoxos, que confían increíblemente en un Estado faraónico, no tuvo ni 20% de apoyo en la primera vuelta. La mayoría del país quiere cambios en libertad. Así que “no jodan a la gente”, como decía Pepe Mujica.

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