GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Es de esperarse que con el acuerdo que en breve suscribirán el Ministerio Público y los abogados de los corruptores de la empresa Odebrecht, más temprano que tarde los peruanos conozcamos con nombre y apellido a todos los que se dejaron sobornar por la mencionada compañía, sin importar si fueron presidentes, ministros, viceministros o funcionarios de cuarto nivel, para que paguen con cárcel lo que hicieron.

Ha pasado un año y medio desde que la propia empresa brasileña admitió los pagos y se ha avanzado muy poco por motivos que ojalá en algún momento sepa explicar el Ministerio Público, que siempre fue a paso de tortuga y en el más grande secreto, con el lamentable resultado que ya todos conocemos: ni siquiera en los casos más flagrantes se ha formulado acusación ante el Poder Judicial.

No olvidemos que en el caso “Lava Jato” tenemos implicados incluso a presidentes.

Sin embargo, el Ministerio Público ha venido teniendo otras prioridades muy diferentes a aquella que implica llegar a la verdad y aplicar sanciones, caiga quien caiga, que sirvan de ejemplo a una clase política manchada casi en su totalidad.

El Ministerio Público tiene una gran deuda con los peruanos, quienes necesitamos que se sancione a los responsables, y no solo a dos viceministros y una voleibolista que quizá tengan responsabilidades penales, pero no de la magnitud de aquellos que andan de lo más tranquilos y hasta pontificando sobre honestidad pese a que recibieron a manos llenas para sus campañas. ¿Hasta cuándo habrá impunidad?