GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Estamos transitando por un camino peligroso, que vincula las pasiones personales a las posiciones sobre determinados aspectos de la política. Se destila odio contra el que opina distinto, lo que Jaime Bayly denomina: “la grieta, el odio en la política”. En Estados Unidos, existe una relación amor-odio entre quienes concuerdan con el presidente Trump y aquellos que no; lo mismo pasa en Argentina con los que apoyan a Macri y los peronistas; y en nuestro país, con los antifujimoristas.

Las diferencias son inherentes al sistema democrático: la mayoría y la minoría coexisten; las minorías legítimamente han ganado un espacio de poder que debe ser respetado, al igual que las decisiones de la mayoría, en tanto sean dentro de los márgenes de la Constitución y de la Ley.

Lo que no se puede permitir es el odio, que mira al adversario político como un enemigo público, como un traidor a la patria al cual se le debe callar y encarcelar, lo cual abre una grieta que terminará desbaratando el sistema.

Planteo esta reflexión debido al engaño que vivimos los peruanos quienes votamos en el 2016 por una posición política distinta a la que encarna actualmente Palacio. Se dio respaldo -Congreso y Ejecutivo- a partidos políticos que representan una posición de defensa de las reglas de juego señaladas en nuestra Constitución; sin embargo, ahora el poder lo comparten los derrotados, la izquierda complaciente con la Venezuela de Maduro que codicia adelanto de elecciones y nueva Constitución. Ante la renuncia de PPK, la mayoría parlamentaria confió a ciegas en Vizcarra como el llamado a cerrar la “grieta”. Lamentablemente fue un error y una ingenuidad no plantear una agenda conjunta y hacerla pública al país.

Vemos un profundo desprecio por la Constitución y la Ley, evidenciados claramente en el manejo irresponsable respecto del proyecto minero Tía María, el adelanto de elecciones y la reforma política, que incorpora una copia mal hecha de las elecciones primarias de nefastas consecuencias para Argentina, que analizada en conjunto pretende sacar del ruedo político a los adversarios.