¿Hacemos una lista de deseos o propósitos para conseguir en el año 2021? Vamos a elegir un gran gobernante y tendremos un congreso de calidad. También tendremos la vacuna contra el Covid y derrotaremos la pandemia.

El próximo año la economía volverá a la curva exitosa que iniciamos antes de la pandemia. Todo el mundo volverá a las calles, estudiantes a sus colegios y universidades y la gente a sus trabajos. Y como si eso fuera poco, la selección peruana de fútbol ganará la clasificación para el próximo mundial. ¿Algo más para añadir? A ver si terminamos de convencernos de que estamos en guerra.

Las guerras de ahora ya no tienen que ser bombardeos aéreos como en las películas, donde las poblaciones corren hacia refugios. No hay zombis deambulando en las calles mientras nos atrincheramos en nuestras casas.

Las “bajas” que está sufriendo la población mundial se las atribuimos a la naturaleza porque no falta quien crea y diga que “la naturaleza es cruel”, cuando se ensaña con los más débiles y vulnerables. Pero la naturaleza, a la que le damos entidad para actuar con bondad o maldad, tiene sus reglas. Y una de las reglas de la supervivencia es la de los más fuertes, no importa si nos gusta o no.

Pero la humanidad y la civilización es el camino que precisamente ha recorrido el hombre para no resignarse a lo que parece predeterminado por la naturaleza.

Lo que hoy somos es el resultado de la interacción entre la naturaleza y el hombre, siempre tratando de desentrañar sus misterios, esforzándonos por entenderla y venciéndola heroicamente. Es duro, pero no hay razones para el pesimismo. Es cambio, son crisis. Si no sobrevivimos algunos, lo harán los hijos, los nietos, con nuevas lecciones aprendidas.

De algo podemos estar seguros: después de esto no seremos peores sino mejores. Que venga nomás el 2021, sea feliz o no.