No se deja de hablar del indulto a Fujimori, desde que PPK metió el tema en la agenda pública. Hasta andaba estudiando el tema. Después vino el PPK que ya aburrió a casi todos; el del humor inglés, el de la risita insoportable, el que deja de hablar porque aparece un perrito; en fin, el que se dice y se desdice. Primero estudiaba el tema, ahora no lo evalúa. ¡Qué ganas de dispararse a los pies!

Hace mal PPK en no zanjar el asunto del indulto. Y lo que debe hacer es concederle esa gracia a Fujimori. Se acabó. Ya fue suficiente. Está cumpliendo la mitad de su condena; si contamos que fue apresado el 2005, estamos 2017 y la sentencia es por 25 años. Como me dijo Enrique Bernales, es un asunto de dignidad humana. No se olvidan los delitos, se perdona la pena.

Un 59% de peruanos, según Ipsos, quiere el indulto a Fujimori. 10% más de los que votaron por el fujimorismo en el 2016. Esos votos significan hoy en día 72 curules en el Parlamento. Es una fuerza política con respaldo ciudadano. Punto. Y si los tienes allí con la sangre en el ojo, censurando ministros, con la economía paralizada y con una reconstrucción en veremos, ¿qué debe hacer PPK? ¡Indultar a Fujimori!

Se equivoca PPK si cree que la gente se va a olvidar del tema. Si no es tonto, va a concederle el indulto en unos meses; de este año no pasa. Porque lo último que debe permitir PPK es que Fujimori se muera en la cárcel. Allí se le viene un desborde social que, sin exagerar, puede poner en peligro su gobierno. Además de elevar a Fujimori a una categoría de leyenda que solo la muerte te da. Esa no es la idea. Tampoco, tampoco.