La injusta puesta en libertad de la sanguinaria abogada senderista Martha Huatay, (a) “Rosa”, podría verse frustrada si es que el Ministerio Público decidiera incluirla, a raíz de la declaración dada por el excabecilla terrorista Óscar Ramírez Durand, (a) “Feliciano”, en el proceso que sigue a la cúpula de la banda armada por el brutal atentado de la calle Tarata, que segó la vida de 22 personas en julio del sangriento año 1992.

Ayer en Correo dimos cuenta de que el salvaje de “Feliciano”, cuya captura tuve el gusto de cubrir como reportero en julio de 1999 en el valle del Mantaro, ha señalado ante el Ministerio Público que Huatay, cabecilla de Socorro Popular, tenía que estar al tanto del ataque cometido en la devastada calle miraflorina, pues los responsables materiales del atentado pertenecían a su grupo de fachada, que logró ser desbaratado por la Policía tras el arresto de Abimael Guzmán.

Hay que tener en cuenta que la terrorista “Rosa” saldrá libre el próximo 16 de octubre tras cumplir 25 años de cárcel y que no está incluida en el proceso judicial que se viene desarrollando por el atentado en la calle Tarata. Ahí sí han sido comprendidos Guzmán, Elena Yparraguirre, Osmán Morote y otros cabecillas de la banda. Incluso Morote, quien debió quedar en libertad el año pasado, sigue adentro por otro caso que tiene pendiente.

Si el Ministerio Público incluye a “Rosa” por el brutal ataque, teniendo en cuenta lo dicho por “Feliciano” en el sentido de que la cabecilla de Socorro Popular tendría que saber lo que hacían sus subordinados, la mujer podría quedar presa, al igual que Morote. Si los terroristas enemigos del Perú son expertos en usar la ley para pasarle por encima a los peruanos, ¿por qué el Estado no hace lo mismo y evita que la Huatay vea tan pronto la calle?

De otro lado, si tenemos a tantos abogados de ONG “de derechos humanos” metidos en sus “laboratorios” analizando las leyes para impedir que Alberto Fujimori salga de la cárcel, también podrían dedicar unos minutitos de su tiempo a proponer alternativas para que gente como la Huatay, que tendría que ver de manera “mediata” con los crímenes de la calle Tarata, responda a un juicio desde prisión. ¿O es que las salvajadas de esta mujer no cuentan para ellos?