Quiero ceder el paso en esta columna a un análisis hecho desde un colegio, el Héctor de Cárdenas, a la contradicción a la que a diario asistimos. Leamos:

“El 11 de julio en el diario Expreso, Pedro Pablo Kuczynski declaraba textualmente ante una pregunta sobre su candidatura: Son especulaciones de gente malvada que trata de meterme en la política, y yo no soy político”. De la misma forma, en el “Paseo Colón hay un gigantesco banner en el cual aparece el rostro de Fujimori con el texto Soy un rehén de los políticos”. No se puede entender cómo quien ha sido ministro varias veces, candidato presidencial y caudillo de un “partido”… que lleva sus iniciales y un dictador por más de 8 años, que fue además candidato al Senado japonés, digan que no son políticos.

Es evidente “que se debe al descrédito en el cual ha caído la palabra política; un descrédito que es fruto de … las acciones erróneas y muchas veces corruptas de malos individuos que han incursionado en la política para sacar provecho de ella y no para servir. Asimismo, por el descrédito intencionado que hacen de la política quienes dominan las sociedades, que buscan alejar de la cosa pública a personas probas y capaces, para tener ellos el campo libre para sus fechorías” o sus negocios.

“Es necesario reivindicar el término política para motivar a las personas sanas de nuestra sociedad a participar en ella para servir al país, … la democracia solo es posible con ciudadanos que participan conscientemente en la vida de su sociedad”…

Es en ese sentido, que Juan Pablo II dice “los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la «política» … Las acusaciones de arribismo, de idolatría del poder, de egoísmo y corrupción que con frecuencia son dirigidas a los políticos no justifican lo más mínimo ni la ausencia ni el escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública” (Cristifideles Laici 42).

Antes que él, Pío XII señalaba que “la política es la forma más excelsa de practicar la caridad después de la religión. Ello se debe a que exige una respuesta libre al servicio de la lucha por el desarrollo humano integral”. Y recientemente Francisco I nos dice que: “la vocación política es una de las formas más preciosas de la caridad porque busca el bien común” (Evangelii Gaudium).

Al acercarse un nuevo aniversario de nuestra patria, invitamos a participar en la vida política del Perú; la ciudadanía se vive en cada momento y en toda edad”.