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En el Congreso, la intolerancia y los prejuicios están afectando la tutela de los derechos de nuestros adultos mayores. La situación nos muestra hasta dónde están dispuestos a llegar quienes no quieren una sociedad sin discriminación.

La Convención Interamericana sobre la Protección de Derechos Humanos de los Adultos Mayores fue aprobada por unanimidad tanto en la Comisión de Relaciones Exteriores como en el pleno del Congreso. Este tratado internacional brinda mayores herramientas legales para garantizar los derechos de una población particularmente vulnerable. Lamentablemente, a la fecha, el tratado no puede entrar en vigencia. ¿Qué fue lo que pasó?

Congresistas conocidos por oponerse a los derechos de la comunidad LGBT presentaron un pedido de reconsideración. Lo hicieron porque la convención señala la prohibición de cualquier tipo de discriminación contra los adultos mayores, incluyendo la discriminación por orientación sexual e identidad de género. Ellos encuentran esto inaceptable.

El pedido de reconsideración fue enviado a la “congeladora”, hasta que hace pocos meses pudo ser visto en el pleno. No consiguieron los 66 votos para lograr la reconsideración, lo que implicaba que por fin podría entrar en vigencia este tratado. Pero no fue así.

Los mismos congresistas impulsaron un pedido de “reconsideración a la reconsideración”. Esta inusual figura casi no es utilizada en el Congreso, pues requiere de 86 votos para poder ser aceptada. No cuentan con esos votos, pero mientras no sea revisada por el pleno, la convención seguirá sin entrar en vigencia.

Congresistas de diversas bancadas estamos insistiendo en que el pedido de “re-reconsideración” se vea cuanto antes. Los odios de algunos pocos no pueden seguir afectando así a nuestros adultos mayores.