GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Luego de cuatro días de desaparecida fue encontrada sin vida una niña de 9 años en Huancayo, dos jóvenes mueren en un enfrentamiento de barristas en San Juan de Lurigancho, un guía es asesinado por una banda que asaltó un hotel en Madre de Dios, un policía es linchado luego de ser sorprendido robando un celular… Estos casos ocurridos en las últimas horas en nuestro país demuestran que la inseguridad ciudadana sigue siendo uno de los problemas más graves que aquejan a los peruanos.

Los niveles de delincuencia en las calles hicieron sonar las alarmas desde hace tiempo, pero no hay medidas concretas para reducir las cifras de la inseguridad ciudadana. Sabemos que se requieren políticas públicas y que debe haber un trabajo conjunto entre autoridades y sociedad, pero, más allá de buenas intenciones e indignación del Gobierno, no hay indicios claros para calmar la impaciencia de la gente y recuperar la tranquilidad que alguna vez tuvo el país.

Ante ello, nuevamente se abrió el debate sobre la posibilidad de que los militares salgan a las calles para combatir la delincuencia. “La Policía no puede, esta situación la desborda. Ya es hora de que salgan las Fuerzas Armadas a patrullar nuestras ciudades”, dicen algunos. Es natural, cuando las cosas andan mal, la gente necesita imaginarse soluciones rápidas y mágicas, en este caso echar mano de milicianos que vengan a poner un poco de orden en un mundo de inseguridad y peligro. Hay que tener cuidado con ello. Es fundamental actuar con criterio profesional y estrategia. Muchas veces, la demagogia se trae abajo una buena idea.