El Pleno del Congreso rechazó una cuestión previa para citar al ministro de Economía con el objetivo de evaluar y buscar una fórmula de consenso en el tema de la devolución de los aportes a la ONP. “Ese dinero fue prestado al Estado”, “ya basta con la confiscación del Estado de los dineros de nuestros hermanos a través de la ONP”, “que devuelvan su plata a los aportantes”, “traidores”, “no sean cobardes”, fueron algunos de los argumentos de los legisladores. Luego se aprobó por insistencia la ley elaborada por el Legislativo, en el que los aportantes activos e inactivos pueden retirar hasta 4 mil 300 soles.

Antes del análisis y la visualización de este problema en su real dimensión, se escucharon gritos y voces desaforadas que no transmitieron ninguna propuesta seria y menos una idea. Todo fue puro ruido. Cuando se necesitaban definiciones y claridad de conceptos para solucionar el tema pensionario, se eligió echar mano de los viejos vicios políticos con el objetivo de vender una imagen que más le conviene: caer bien a un sector del país, así sea con populismo puro y duro.

Estaba claro que con el pretexto de normar medidas compensatorias para una parte de la población, castigada por la crisis económica de estos tiempos, se inclinaron por aprobar iniciativas de gasto, una prerrogativa que el Congreso no tiene. Así está el Congreso, así está el Perú.