Todo indica que hoy el titular de la cartera de Transportes y Comunicaciones, Martín Vizcarra, se convertirá en el segundo ministro interpelado en menos de un año del gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski. Antes había sucedido con Jaime Saavedra, quien terminó censurado.

De esta forma, el Parlamento, que tiene muchas dificultades para abordar los grandes problemas del país, recupera protagonismo. La tendencia es aprovechar la coyuntura y los yerros del Gobierno para fiscalizar y sancionar. Por supuesto, el fujimorismo, respaldado por su pétrea mayoría, ganará liderazgo.

Pero el Gobierno no solo tiene este problema encima por estos días. Hay otros sucesos que lo debilitan. Al margen de los enfrentamientos con los procuradores y los desastres naturales, que generan reclamos de la población, existen congresistas del propio oficialismo que han tenido voces discordantes con las altas esferas del Gobierno y hasta pidieron cambios en el gabinete presidido por Fernando Zavala. Las aparentes pugnas internas en el oficialismo generan desconcierto, pero principalmente transmiten falta de unidad en estos momentos complicados. Para ayudar al Gobierno a salir de este atasco se necesita una concertación de voluntades y desprendimiento personal de todos los actores políticos, fundamentalmente de los oficialistas.

Esto revela una vez más que cada vez se le hace más difícil al Ejecutivo recibir el respaldo para recorrer su camino sin sobresaltos, no solo de la oposición sino también de su propia bancada.

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