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No todos los fenómenos migratorios que suceden en el mundo son iguales; sin embargo, lo cierto es que, en general, la migración se ha convertido en uno de los asuntos más difíciles de la humanidad -la ONU lo considera el mayor y más complejo problema de sociedad internacional del siglo XXI-, después de los que se produjeron como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y que, incluso, originó la creación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en 1951. De allí que los hondureños que vienen saliendo en caravanas de su país lo hacen porque no cuentan con ninguna otra alternativa que pudiera asegurar la protección de sus vidas, como bien jurídico máximo, dada la flagrante amenaza que representan las maras o pandillas de criminales que en ese país comportan uno de los problemas más serios para el Estado hondureño, debido a los altos índices delictivos que ellas ocasionan, provocando precisamente la referida diáspora humana en este país de 9.1 millones de habitantes. Los venezolanos, que también dejan su patria, antes que por razones de seguridad lo hacen fundamentalmente por buscar alternativas para sus proyectos de vida, que han quedado frustrados por la incapacidad gubernativa del chavismo de Nicolás Maduro, que ha producido un colapso socioeconómico. Ante el triste fenómeno hondureño, la reacción del presidente estadounidense Donald Trump estaba cantada. Su archiconocida política exterior de restricciones para los migrantes procedentes de América Latina, que ha sido realmente sórdida desde que llegó al poder (2017), será cada vez más implacable con los referidos centroamericanos que están huyendo por estos días hacia su país. La decisión de la Casa Blanca ha sido mostrarse con otro muro, aunque invisible realmente impenetrable, pues por los anuncios de Trump y de otras autoridades de EE.UU., más bien no solo no habrá cambios en su posición, sino que además ya se ha anunciado el congelamiento de la ayuda que Washington ha venido concediendo a Honduras si su gobierno no hace nada para impedir la oleada migratoria hacia EE.UU. Dura realidad.