En Juliaca se dice que David Mamani Paricahua llegó a la alcaldía provincial de San Román gracias al voto de sus miles de alumnos, que formó en el Colegio Politécnico Los Andes. Ganó dos veces la alcaldía de esta provincia en el Altiplano: 2007-2010 y 2011-2014, gestión llena de cuestionamientos por presuntos actos de corrupción y que lo llevaron a la cárcel de manera provisional al ser declarado prófugo en marzo de 2015 y capturado en su vivienda después de varios meses de estar en la clandestinidad. Cayó en manos de la justicia tras festejar su cumpleaños.

El exalcalde tenía dos requisitorias por abuso de autoridad y por negociación incompatible, esta última por una presunta sobrevaloración en la compra de unas cámaras de vigilancia para la ciudad.

Mamani ha muerto en extrañas circunstancias en el penal de La Capilla (Juliaca) y con él se van una serie de misterios que hubiesen permitido saber lo que pasó realmente durante su gestión y el grado de vinculación de los otros exfuncionarios inmersos en la acusación por estos presuntos delitos.

Lo cierto es que en varias comunas distritales y provinciales de Puno, como de regiones del sur, es frecuente la impunidad en malas gestiones, implicadas en actos de corrupción, esto por la deficiente labor que cumplen el Ministerio Público, que pese a existir indicios razonables sobre malos manejos, tiene una “rara inclinación” a archivar las denuncias en buen número.

El presidente de la Corte de Justicia de Puno, Óscar Ayestas Ardiles, ha señalado que pese al deceso de Mamani los procesos van a continuar hasta determinar el grado de responsabilidad y culpabilidad de los involucrados.

Esperemos que así sea, pues la población está cansada de apreciar cómo tantos procesos se quiebran o archivan por dejadez de quienes administran justicia.