La reciente celebración del 75 aniversario del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte -estructuralmente, la columna vertebral en la que se apoya el régimen-, se ha hecho con exclusivo objetivo disuasivo. Kim Jong-un, el líder máximo del país, que fue visto en primera fila y vestido con elegante terno de color gris claro, vio pasar, al final del desfile militar, un enorme misil balístico que era exhibido sobre un camión de 11 ejes. 

No cabe duda de que Pyongyang sigue siendo una auténtica caja de pandora y en ese marco, Washington no sabe con certeza acerca del potencial militar de este país. 

Exponer en plena pandemia un arma de tal magnitud, es una clara muestra de amenaza para occidente que, en el realismo político, debe entenderse que el mensaje militar es para sus aliados estratégicos -Corea del Sur y Japón-; sin embargo, en política nada es casualidad, por lo que también podría significar un gesto de Kim hacia Donald Trump, a menos de 25 días de las elecciones en EE.UU., con quien mantiene, digamos, una relación cordial.

No olvidemos que en el frente norcoreano, ha sido Trump el mandatario estadounidense que ha podido llegar más lejos, logrando reunirse -hasta en tres ocasiones- con el líder de ese país, una hazaña que no consiguieron sus antecesores con sus pares del momento. Los ciudadanos del país más poderoso del mundo saben que, más allá del rechazo que genera Trump por su particular forma de ser, pocos podrían desconocer que ha sabido moverse con mucha habilidad en relación con el factor Corea del Norte, llegando a neutralizar sus ejercicios con misiles balísticos.

El acto traumático del atentado terrorista de 2001, los volvió mayoritariamente inseguros y en ese marco, serían capaces de ceder con tal de que la seguridad sea una garantía nacional. En esa línea, está claro que Trump es más confiable por la energía de su carácter que Joe Biden, más bien lento y de pocos reflejos. No es que Kim se ponga de acuerdo con Trump.

No. Hay hechos y acciones que constituyen un mejor y más efectivo mensaje que las palabras; además, la relación de Kim con Barack Obama y los demócratas, en general, no ha sido la mejor.