El gabinete Bellido obtuvo el voto de confianza y definió a la verdadera oposición. Fue la prueba ácida. Las bancadas de Fuerza Popular, Avanza País y Restauración Popular, todas del espectro de la centroderecha, sacaron la chapa de opositores al negar su voto de confianza, mientras las de Acción Popular y Alianza para el Progreso definieron alinearse al gobierno, más allá de la retórica. Por su parte, el Partido Morado, Somos Perú “salieron del clóset” por completo y se declararon abiertamente gobiernistas. Algo que Juntos por el Perú, por lo menos, había definido abiertamente desde inicios de la segunda vuelta, cuando optó por formar una coalición gobiernista con Perú Libre.
Tenemos entonces, por primera vez, la radiografía del balance de poder parlamentario de este tiempo. La cosa está clara. Vladimir Cerrón, el verdadero cerebro del proyecto de Perú Libre, subió la apuesta con el gabinete Bellido, un hombre super cuestionado en asuntos que forman parte del nervio nacional como la cercanía a Sendero Luminoso. Pues con todo, ganó la partida, más allá de algunas concesiones que tuviera que hacer cediendo en los importantes ministerios de economía y relaciones exteriores. Y el resultado es que el gobierno se fortaleció, pues el Congreso reveló lo que muchos suponíamos: que su composición con tantos debutantes garantizaba su fragilidad. Quien maneja la caja central, maneja las bancadas. Punto.
¿Qué hacer desde la oposición? Empecemos por especificar lo que no debe hacer: canibalizarse más, pelearse entre ellos y descalificarse mutuamente. Ni en las redes sociales. Ahora, ¿qué hacer? Empezar a trabajar por ganar las elecciones regionales o cuanto menos, asegurar Lima y ganar mayor presencia en el interior. La oposición debe hacer oposición, pero tampoco pueden pasarse de intensos o afectarán su presencia en las provincias. Difícil equilibrio. PS: Por cierto, para las regionales los tres partidos de centroderecha deben incorporar al APRA en una sola coalición.