“La Oroya lo respaldó el señor presidente Pedro Pablo Kuczynski. Esperamos la reactivación del Complejo Metalúrgico. De incumplir su promesa, habrá un conflicto social”, dijo hace poco el alcalde de la provincia de La Oroya, Carlos Arredondo, como dándole un ultimátum a PPK en esta coyuntura, en la que parece inviable la venta de los activos de Doe Run Perú. Y el problema se agudiza ya que la administradora Dirige se retiró y aún no se nombra a la empresa que la reemplazará. Es evidente que otro dolor de cabeza se avecina para el Gobierno.

Aparentemente, los obstáculos son insalvables. A los cambios de los estándares ambientales, la caída de precios de los minerales y la demanda de más de 4 mil personas, quienes reclaman 2250 millones de dólares por supuestos daños a la salud, producto de la contaminación, se agrega el último comunicado de Dirige, que señala que el viernes 15 de setiembre repartirá entre todos los trabajadores 5 millones de soles de la deuda corriente laboral. “Este es el último manotazo de ahogado de Dirige. El problema es que dejará sin capital de trabajo y sin economía a quien lo reemplace”, dicen algunos acreedores.

Las empresas listas para reemplazar a Dirige son Carrizales Infraestructura, JM&V Consultores, Intelfin, SGL Consulting y Consultoría de Finanzas Corporativas, entre otras. Una de ellas tendrá la gran responsabilidad de lograr el milagro y que aparezca un postor que pueda comprar el Complejo Metalúrgico de La Oroya. La Junta de Acreedores tiene la palabra y el voto para elegir a la mejor administradora.

La solución de este problema es clave para que La Oroya no siga agonizando y se convierta en un pueblo fantasma.