Si hay una ciudad que es el símbolo de la creciente ola de delincuencia que agobia al país, esa es sin duda Trujillo. Y si hay una banda de hampones que ha sido “emblemática” por la gran cantidad de extorsiones y crímenes que se le atribuyen desde la década pasada en la región La Libertad, esa es “Los malditos del Triunfo”, del distrito de La Esperanza, que dirige desde la cárcel Segundo Manuel Gamarra, (a) “Paco”.

Por eso, llama la atención que en los últimos días el Poder Judicial haya decidido dejar en libertad a 15 de sus integrantes, que en 2014 fueron arrestados tras una megaoperación policial que en cierta forma devolvió la tranquilidad a los trujillanos, bajo el argumento de “exceso de carcelería”, pues hasta el momento no tienen sentencia en su contra a pesar de las evidencias aportadas por la Policía.

Si el Poder Judicial ha dejado libre a esta gente pese a sus antecedentes, preparémonos para cualquier cosa. En ese sentido, ha hecho bien el ministro del Interior, Carlos Basombrío, en expresar su protesta por esa decisión, que resulta una patada a los esfuerzos que se hacen desde diferentes frentes para luchar contra la delincuencia que a todos nos golpea.

Con la puesta en libertad de la banda de “Paco”, queda claro que no vamos por buen camino y que hace falta un golpe sobre la mesa para que el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Policía, el Ministerio de Justicia y los gobiernos locales vayan en un solo sentido. Acá es urgente el liderazgo del presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien como jefe de Estado debe asumir el liderazgo en la lucha contra el hampa.