Preocupa la poca claridad con que actúa el gobierno del presidente Martín Vizcarra frente a la pandemia, y los palos de ciego que viene dando a 70 días de iniciada la emergencia. La más grande muestra de esto ha sido su exposición al país del viernes último, en que se anunciaron medidas nada concretas que ayer a primera hora debían ser aclaradas en el diario oficial El Peruano. Sin embargo, esta publicación recién se dio horas más tarde.

Acá no se trata de quejarse o de criticar porque sí, sino de dar cuenta de indecisiones u omisiones que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte de muchos peruanos. Ya lo vimos con la salida por géneros, con el uso de guantes y con los paseos de los menores de 14 años. Y ni qué decir de la falta de atención a los mercados y a las colas de los bancos para cobrar el tan mentado bono, todo lo cual produjo, sin duda, miles de contagios.

El viernes último el presidente estuvo enredado y no dio pie con bola. Parece que sus asesores en comunicaciones lo llevaron por un mal camino al tratar de suavizar las cosas y hacerlas más sutiles, cuando miles de contagiados y muertos a diario por falta de oxígeno en los hospitales no dan para ese tipo de actitudes que más bien parecen una tomadura de pelo. La cosa está dura en el Perú, quizá más que en otros países, y hay que asumirlo sin pensar en el aplauso o la encuesta.

El Perú ya no está para eufemismos ni palabras bonitas. La gente se está muriendo y la economía se va por el caño del lavatorio. Acá se necesita claridad, liderazgo y voluntad para tomar decisiones. Eso de que los detalles de los anuncios del viernes no hayan estado ayer temprano en el diario oficial llamó mucho la atención. ¿Demoraron más de la cuenta en darle una “pulida” y “mejora” casi sobre la marcha, de manera improvisada, como si no hubiese vidas en juego?

Si el presidente no tiene en su equipo ministerial a las personas más idóneas para tomar decisiones que salven vidas, pues que proceda a hacer los cambios necesarios de una vez, como ya lo hizo en Salud e Interior. Estoy seguro que muchos peruanos quisieran aportar a su país. Lo que no se puede hacer es seguir tanteando y probando en medio de esta catástrofe, que no puede ser manejada en base a indefiniciones o aplicando la lógica de “a ver si nos resulta”.