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Luego de las críticas al papa Francisco y al Vaticano por no expresar una posición sobre la situación en Venezuela, conviene referir su rol sui géneris en el mundo. Lo voy a explicar. 1° Como actor internacional, existe el Estado de la Ciudad del Vaticano -ese es su nombre oficial- desde 1929 por el Tratado de Letrán firmado con la República Italiana, que mantenía posesión de los Estados Pontificios desde 1870. 2° El Vaticano es un sujeto del derecho internacional, con soberanía, derechos y obligaciones como cualquier otro Estado de la sociedad internacional. 3° Una enorme diferencia entre el Vaticano y los 193 Estados que forman parte de las Naciones Unidas es que tiene el status de Observador permanente del foro, es decir, no es miembro pleno o activo como los demás Estados. Es verdad que desde el 2004 cuenta con todos los derechos de una plena incorporación a la ONU, pero sin derecho de voto. 4° La Iglesia ha mantenido una posición histórica fundada en el Evangelio de Jesús: “Mi reino no es de este mundo”. No es que la Iglesia se desentienda de las cuestiones que suceden en el mundo. No. De hecho, el Vaticano ha participado en innumerables mesas de negociación para arreglos de conflictos internos o internacionales, y hasta ha actuado como mediador o árbitro. Sucede que la función de la Iglesia no diferencia el sentido de humanidad de las personas, sea cual fuere su orientación política o ideológica. 5° Un carácter esencial del Vaticano y del Papa, que es su jefe de Estado, es el eclecticismo, no como desentendimiento de lo que acontece, sino como posición de elevación precisamente para evitar la polarización; por ello, la Santa Sede no vota en los acalorados debates en las comisiones de la ONU. 6° Pero no es que el Papa se quede de brazos cruzados ante las graves crisis en el mundo. Su natural eclecticismo lo vimos en San Juan Pablo II cuando visitó Cuba (1998) y dijo enérgicamente: “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”. 7° Cuando las condiciones no están dadas, la Iglesia, con su probada prudencia histórica, prefiere no forzar su actuación. 8° En 2000 años de existencia, sus incontables mártires son una prueba de su valor.