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Algo que queda pendiente en la agenda de esta gestión gubernamental (porque el gobierno del partido PPK continúa con su vicepresidente Martín Vizcarra) es lograr que el agua tratada llegue a cada rincón del país en el 2021. Pero, como la administración culminó antes con Pedro Pablo Kuczynski, parece que con ella se fue su promesa.

En el gobierno de Martín Vizcarra se ha puesto poco énfasis a las mejoras del servicio de agua y saneamiento. Un ejemplo claro es la región Tumbes, cuyos pobladores de Zarumilla tienen que cruzar la frontera con Ecuador para comprar el agua que su país no les brinda.

Esto no es un mal particular, es casi plural en el norte del país. Somos una costa desierta. Estamos flanqueados por mar y ríos, así como recibimos lluvias en baldes, pero padecemos de agua potabilizada. Además, el escaso suministro del líquido es caro para algunas familias.

Cuando asumió el cargo de presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski ofreció agua para todos, en especial para el norte del país. Esta zona fue recorrida por el entonces candidato y vio las carencias de sus pueblos, donde en plena era de modernización todavía hay familias que usan los silos.

Aunque a algunas personas les suene a broma de mal gusto, todavía hay ciudadanos que viven cerca de la ciudad capital que usan pozos ciegos. Hogares que compran el agua que llega en cisterna, porque la mayoría de las empresas prestadoras de servicios están quebradas y no pueden invertir en sus poblados.

Todavía no le hemos escuchado al jefe de Estado poner en agenda el suministro del recurso hídrico para el consumo humano. Entendemos su enfoque en la lucha contra la corrupción, el cual aplaudimos hasta con los pies, pero también debería centrarse en mejorarles la calidad de vida a miles de pobladores que urgen de agua y alcantarillado.